Una sonrisa en cada baño

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marzo 08, 2018 3 Tiempo de lectura

Con motivo del Día Internacional de la Mujer escribimos un testimonio de apoyo y solidaridad para todas las mamás, amigas, hermanas e hijas. Que si bien es un día importante para conmemorar la lucha, también nos recuerda que queda mucho por hacer. 

El día de hoy, 8 de marzo, se conmemora el día internacional de la mujer y no es algo que se deba "festejar". Cada año cobran mayor fuerza los movimientos a favor de los derechos de la mujer y es algo a lo que todas debemos sumarnos, porque seguramente en algún momento de nuestras vidas hemos pasado por alguna experiencia que consideramos injusta.


¿Cómo surgió?

En su origen, el 8 de marzo se designó como día de la mujer trabajadora. Los primeros años del siglo XX la lucha de las mujeres fue por conseguir derechos básicos como el voto o el derecho a participar en decisiones políticas. Poco a poco se han ido sosteniendo otras batallas: la educación igualitaria, un salario justo, la anticoncepción, la libertad de nuestros cuerpos. Pero no todas están ganadas, por ejemplo, en México, en muchos trabajos, las mujeres ganan menos que los hombres, aunque desempeñen el mismo puesto y tengan exactamente idénticos estudios.

¿Qué buscamos?


No solamente se trata de un pago igualitario, muchas mujeres exigen hoy en día seguridad para condiciones tan básicas como transitar por la calle sin tener miedo o no tener que pasar por situaciones incómodas e insoportables como el acoso laboral. En los pasados meses han tenido una gran repercusión los movimientos #MeToo y #TimeisUp; ambos se han dedicado a discutir sobre todos los abusos que mujeres, famosas o no, han tenido que sufrir a lo largo de su vida.

El número de mujeres que son asesinadas en México por sus parejas es alarmante. También las secuestradas o desaparecidas. Por muchas de ellas, la policía y el gobierno no ha hecho absolutamente nada. Cuando se descubre el asesinato de una chica, lo primero que se hace en los medios es culparla, se dan argumentos incoherentes como que su muerte se debió al tipo de ropa que utilizaba.

 

Unidas somos más fuertes

Por todos estos motivos es fundamental que desde nuestra trinchera hagamos algo. Se propuso un paro de mujeres, es decir, que no fueras a trabajar y no hicieras todas las labores que cotidianamente haces en casa. Para algunas mujeres esto nos resulta sumamente complicado; no podemos dejar de trabajar porque sino nos quitan ese día del pago y no podemos prescindir del dinero. En mi caso, tampoco puedo desentenderme de mi hija y todas las cosas domésticas porque soy mamá soltera y no tengo en quién apoyarme. Quisiera aprovechar este espacio para decirle a todas nuestras lectoras y nuestros lectores: los hombres no deben "ayudar" en casa. Lavar platos, planchar, cocinar, barrer, poner una lavadora son labores para todos los miembros de una familia; así que no, un hombre que lo hace no es que sea muy bueno, simplemente cumple con su deber.

Decídete por ser la mejor versión de ti

Yo trato día con día ser coherente con lo que pienso. Busco la manera de apoyar a otras mujeres; si tengo chance de darle trabajo a alguna, lo hago, busco hacer equipos con ellas, si en la calle veo que una chica llora o que la están tratando mal, trato de ayudarla. No me quedo callada, reclamo cuando percibo una injusticia. Sobre todo, creo que mi labor más importante es con mi hija Estefanía: jamás voy a permitir que le digan que no puede hacer algo por ser mujer; jamás criticaré la ropa que ella elija ni sus decisiones; la dejaré gozar plenamente su sexualidad; la incito para que esté segura de que es capaz de lograr todo lo que se proponga. Siempre estaré para ella y para cualquier otra mujer querida o no, conocida o desconocida, a quien pueda ayudar. Creo que es labor de todas nosotras, y claro, también de los hombres, pero primero ellos deben comprender un poco la situación y dejar atrás su protagonismo. ¿Ustedes qué piensan?


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