enero 23, 2018 3 Tiempo de lectura

Con gran emoción les comparto la noticia de que voy a ser tía. Nunca había experimentado este sentimiento porque soy la mayor en mi familia y fui la primera en tener bebés. Ahora mi hermana está embarazada y como siempre hemos sido muy unidas, no puedo más que estar contenta de aquí a la Luna y de regreso.


Ver a mi hermana pasar por las primeras fases del embarazo me trajo muchísimos recuerdos. Por ejemplo, cuando me enteré de que estaba embarazada. Con cada una de mis hijas fue diferente, primero, con Natalia, sentí desde el primer instante lo que me estaba pasando, antes incluso de hacerme cualquier prueba, yo me sentía diferente, la prueba sólo fue una confirmación. Por el contrario, con Romina no noté ninguna cosa anormal o extraña. Si no hubiera sido porque mi regla se retrasó, yo por mí ni enterada, incluso recuerdo que justo antes de hacerme la prueba tuve una semana súper estresante y tomé muchísimo café, ¡luego me sentía culpable! (muchas veces nos preocupamos por lo que comimos o los medicamentos que tomamos antes de saber que estábamos embarazadas, por lo regular no presentan consecuencias, pero lo mejor, si sospechas que puedes estarlo, es que te cuides).


Conforme un ser nuevo va creciendo dentro de ti, experimentas muchísimos cambios. Al principio no es perceptible, al menos no tan obvio como la enorme panza que te crece después, pero cada una atraviesa una montaña rusa de emociones y sensaciones distinta. Yo nunca padecí de vómitos y esas cosas, pero a mi hermana le fue de la patada, incluso, los primeros tres meses de embarazo hasta bajó de peso, se la vivía en el baño y cualquier olor le provocaba náuseas.

En mi primer embarazo, en algún momento sentí muchísimo antojo de pan de plátano; en el segundo, de arroz con leche… se nota que me encantan las cosas dulces. Cuando se me antojó el pan de plátano fue un día por la tarde y mi esposo salió corriendo para encontrarme algo que cumpliera mi deseo; no fue tan difícil, pero hay historias loquísimas al respecto, una amiga mía hizo que fueran de la Ciudad de México a Puebla, sólo por unas enchiladas que se le antojaron. Según leí, los antojos son más por satisfacer un capricho, una necesidad de placer que se produce por la enorme alteración de hormonas. Algunos médicos piensan que son porque el cuerpo refleja alguna necesidad nutricional, pero muchas veces esos antojos son irracionales, incluso a algunas mujeres se les llegan a antojar cosas que antes de estar embarazadas ni les gustaban.

Mi hermana acaba de comenzar el segundo trimestre de gestación. En mi experiencia son los mejores momentos, porque aún no llegas a las molestias del final, cuando ya ni te puedes mover, te dan ganas de ir al baño a cada segundo y dormir es muy difícil por tanta incomodidad. Pero lo cierto es que antes de todo eso, una mujer embarazada se ve preciosa, y no es un mito, cuando estamos embarazadas y nos alimentamos bien y nos cuidamos, muchas mujeres proyectan una especie de "brillo": la piel está más suave y sana, el pelo resplandece y crece mucho, y hasta los ojos proyectan una luz esperanzadora. Así veo a mi hermana ahora todos los días y me llena de emoción. Todavía no sabemos qué será su bebé, mis hijas quieren otra niña para poder jugar con su prima.

Me encantaría que en los comentarios nos cuenten sus experiencias de embarazo, ¿tuvieron algún antojo extraño? ¿Cuál fue? ¿Sufrieron de náuseas, pies hinchados o algún otro malestar? ¿Qué consejo le daría a las mujeres que pasan por su primer embarazo? Como saben, este espacio es de todos nuestros lectores. Esperamos sus respuestas.

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