febrero 01, 2018 3 Tiempo de lectura

Si alguna de ustedes, lectoras de este blog, es parecida a mí, seguramente una de sus principales preocupaciones tras el nacimiento de los hijos o algo que las consterna si están embarazadas es: ¿cuándo podré hacer ejercicio?


Yo siempre me he considerado una mujer activa aunque no he practicado ningún deporte profesionalmente, pero me gusta correr (he hecho varias carreras de cinco y diez kilómetros), en varios momentos de mi vida he realizado aeróbics o yoga. Me gusta hacer ejercicio porque me ayuda a que mi cuerpo se sienta mejor y es también liberador, ayuda a deshacerse del estrés.



En mis dos embarazos procuré no caer en el sedentarismo. Afortunadamente fueron embarazos muy llevaderos, padecí pocos malestares: algunas náuseas y vómitos y después mucho cansancio, pero tuve la oportunidad de ir a clases de yoga para mamás y aprovechaba cada ocasión en que tenía un ratito libre para ir a caminar al aire libre.

Tras el nacimiento de mis hijos, obvio fue mucho más complicado encontrar el espacio para practicar algún deporte, sobre todo porque inicia el tumulto de actividades, apenas y te queda un ratito para ti y lo único que quieres es descansar. También es muy importante, si estás considerando retomar alguna actividad física, que te cerciores que tu cuerpo está listo para ella. Recuerda que el embarazo y el parto son sumamente agotadores, el cuerpo es muy sabio y aprende pronto a regenerarse, pero tampoco lo presiones de más. En el caso de que hayas tenido una cesárea, es aún más importante que esperes, pues recuerda que ésta es una cirugía mayor y debes reposar hasta la total recuperación.

Cuando nació mi hijo André, me ayudó muchísimo salir a caminar y aprovechábamos para que él conociera el mundo desde su carriola. Nos íbamos a diferentes parques y dábamos vueltas; aprovechábamos los días soleados. Con Sofi fue más difícil porque ya tenía otro hijo y tuve que multiplicarme incluso más. Ahora que los dos van a la escuela, André al kínder y Sofi un ratito a la guardería para irse adaptando, aprovecho esas horas para ir a alguna clase. Me encanta el spinning o pilates. También, por supuesto, el yoga, porque además de la parte física conlleva toda una parte de meditación y relajación que me es muy útil. Cuando salgo de la clase de yoga me siento lista para enfrentar al mundo, o a mis hijos haciendo berrinche que es casi lo mismo.



A mí me ha funcionado pagar un gimnasio y tomar todas las clases que ahí imparten, pero algunas mamás y papás no están en la situación económica ideal para hacer ese gasto. En ese caso te recomiendo que busques opciones: hay algunas muy accesibles -por ejemplo, ayer descubrí que por mi casa, en una escuela primaria donde tiene club de tareas para los niños, abrieron también un taller de zumba para mamás y cada clase cuesta sólo 25 pesos. Una de mis mejores amigas aprovecha los momentos en que su hijo duerme: ya sea por la mañana temprano o en la noche, para ir a correr a un parque que queda cerca de su casa. Ahí además el gobierno delegacional colocó aparatos para ejercitarse y muchas personas los usan, no tienen ningún costo. Esta misma amiga utiliza aplicaciones de ejercicio o busca videos de diferentes clases: yoga, aeróbics y zumba en Youtube y los hace en esos mismos horarios.

Hacer ejercicio no sólo es útil para recuperar tu figura tras ser mamá y verte guapa, también nos ayuda a estar sanos, a sentirnos con mayor energía. Si no acostumbras hacer alguna actividad física, nunca es tarde, busca la que te llame más la atención y date la oportunidad de realizarla, verás que te vas a sentir súper bien.

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