noviembre 30, 2017 3 Tiempo de lectura

Por supuesto, al ser niño, todo se vive con mayor intensidad. Por eso aquí les pongo algunas recomendaciones para que aprovechen al máximo el tiempo en estas fiestas.

Es innegable que para los niños, ésta es la mejor época del año. Las fiestas llenan la casa de luces, de alegría los corazones y claro que sí, de comida nuestros estómagos. Para combatir el frío del invierno nada mejor que la calidez de las festividades. 



En primer lugar, es una gran oportunidad para explotar la creatividad de nuestros hijos.

  • Decorar la casa es el pretexto ideal para que ellos creen sus propias obras de arte. Hay desde cosas muy simples como imprimir algunas plantillas de internet o cosas más elaboradas como adquirir algunas piezas de cerámica y que ellos las pinten o que hagan manualidades con tela, pasta y pinturas. La web está llena de brillantes ideas.

 



También es muy importante que no dejemos que se quede nada más en el terreno de lo material. Claro, hay regalos por todos lados, un furor de compras incontenible, pero igual aprovechando la recomendación anterior, podemos incitar a los más pequeños de la casa a que en lugar de intercambiar ostentosos y caros regalos, les hagan una carta o algún dibujo o detalle a todos sus seres queridos. Yo guardo con enorme cariño hojas llenas de rayones de colores que mi hijo más grande me dio el año pasado, y ahora ya está pensando en qué va a escribirle a sus tíos y abuelos, pues ya comienza a elaborar sus primeras palabras escritas.

  • Hay que aprovechar este momento para explicar a nuestros hijos las tradiciones, pues forman parte de nuestra cultura. Las cenas y celebraciones, sin importar nuestras creencias religiosas, son en realidad la recreación de historias más profundas, que nos cimientan y determinan como sociedad y personas.


Además, algo que para mí fue vital desde niña fue tomar conciencia de que no todos pasan las fiestas en igualdad de condiciones.

  • Mis padres nos fomentaron a mí y a mis hermanos el hábito de donar. No tiene que ser dinero, al contrario, éste no tiene ningún valor para los niños. Nosotros seleccionábamos algunos de nuestros juguetes, a veces algunos que ya no usábamos, pero también otros que eran de nuestros preferidos, y los llevábamos a casas hogares y orfanatos.

Desde el año pasado también lo hice con mis hijos y donamos ropa y juguetes en buen estado. Fue un enorme paso y una gran satisfacción.



En lo personal, disfruto mucho más el Año Nuevo, porque significa un nuevo comienzo. Ahora que André es un poco más grande (tiene cinco años) hemos platicado sobre todas las cosas buenas que pasaron este año y en los planes que tenemos para el siguiente. Creo que es muy positivo que desde chiquitos se propongan objetivos a cierto plazo. André, por ejemplo, quiere ser mejor en futbol y aprender a leer muy bien. Me encanta verlo crecer y que vaya determinando su personalidad. Mi bebé aún es muy pequeña, pero también la hacemos parte de todos los festejos y planes.

Sobre todo, desde mi perspectiva, hay que aprovechar este tiempo para compartir en familia y transmitir mucho amor. Es lo más bonito de las fechas que están por venir.


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